José María Manzanares (Alicante, 1982) volverá a hacer el paseíllo en la plaza de toros de Palma el próximo viernes, en el festejo donde compartirá cartel con ‘El Fandi, ‘El Juli' y Morante de la Puebla.
Este festejo es una corrida especial por todo lo sucedido aquí en los últimos meses. ¿Qué sensación tiene antes de hacer el paseíllo en Palma?
—Es una sensación de justicia, libertad y alegría, ya que de nuevo las personas a las que les gustan los toros y les gusta este arte podrán volver a vivirlo de nuevo.
Hábleme de sus compañeros de cartel.
—Son compañeros con los que llevo toreando toda mi carrera y a los que admiro y respeto, y con los que tengo una muy buena relación. Cada uno de ellos goza de una tauromaquia totalmente diferente entre sí; por lo tanto, estoy seguro que ese día variedad en cuanto a estilos no faltará.
16 años ya como matador de toros. Qué rápido pasa el tiempo, ¿no?
—Bueno, es que la vida de un torero entre los viajes y las situaciones de compromiso, presión y responsabilidad hace que todo pase muy rápido y que la vida en temporada sea muy frenética. Sin darte cuenta pasa un año y una temporada, y enseguida, cuando viajamos a América y volvemos, ya tenemos encima la temporada siguiente. Así que prácticamente enlazamos una temporada con otra y tenemos poco tiempo para reflexionar y analizar lo ocurrido... Todo va muy rápido.
¿Alguna vez ha pensado a qué se habría dedicado de no ser torero?
—Empecé la carrera de Veterinaria en Cáceres. Agún día, cuando no tenga que dedicar el 100 por 100 de mi vida al toro, me gustaría poder volver a retomarla, aunque sigo teniendo contacto con algunos de mis compañeros de facultad. De hecho, algunos de ellos son los que cuidan el ganado, tanto de casa como el de la casa de muchos compañeros.
¿Ha hablado mucho con antitaurinos en estos últimos años?
—He hablado con los que se puede hablar y tienen el suficiente respeto como para respetar a las demás personas, hablo solo con aquellos que aunque no gustándole, se preocupan en informarse y en entender el porqué de la tauromaquia. Suelen ser conversaciones muy productivas para todos. Luego, existen aquellos intolerantes a los que aún sin informacion ni conocimiento ninguno prejuzgan a todo aquel que no piensa como ellos. Naturalmente, con esos es imposible hablar nada, ni siquiera mantener una conversación respetuosa.
¿Qué recuerdos tiene de Mallorca tanto de matador como de ‘turista'?
—He viajado muchas veces, tanto de pequeño como adolescente, y ahora ya de adulto, ya fuera para acompañar a mi padre a visitar a amigos de la infancia o simplemente para viajar con la familia. Es muy especial la luz tan intensa y brillante que desprende la Isla.
Elija de quién le gustaría tener el arte con el capote, muleta y estoque. Si elige a su padre, que sólo sea una vez.
—Mi padre, en todo. Siento no poder agradarle, pero es que él ha sido el que me lo ha enseñado todo y mi único espejo. De todos aprendo cosas, con todos disfruto de mi afición al toreo, pero en el que me fijo para crecer es siempre en mi padre.
Anime a los ciudadanos a acudir al Coliseo balear.
—Creo que la motivación para quien le gusta este arte está más que justificada y presente, ya no solo por el cartel, que es tremendamente atractivo, sino por la falta de libertad de la que los aficionados a los toros se les ha privado. Así que va a ser un día lleno de alegría y orgullo para todos.