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Juan Pedro Domecq, ganadero: «Los políticos deben dejar al pueblo que sea libre y decida»

Juan Pedro Domecq Morenés. | David Ferrer

| Palma |

El ganadero Juan Pedro Domecq Morenés (Jerez de la Frontera, Cádiz, 1968) pertenece a la cuarta generación de una de la estirpes con más pedigrí en la cría del ganado bravo. Es tal la solera con las que cuentan sus reses que se les llama los ‘juan pedros'. Juan Pedro Domecq Morenés sustituyó a su padre, Juan Pedro Domecq Solís, fallecido en un accidente de tráfico en 2012, quien revolucionó la cría del toro bravo.

¿Qué supone para su ganadería estar presente en una corrida donde se celebrará el 90 aniversario del Coliseo balear?

—Siempre es una ilusión y un tremendo orgullo defender el mundo de la tauromaquia, y más en una plaza tan emblemática como la de Palma.

¿Qué corrida traerá a Palma?

—Será una corrida bonita, pero no sé si podré enviar los ocho toros porque al principio estaba prevista para seis. Se tratará de un tipo de toro que normalmente se ha venido lidiando en esta plaza. Lo importante será que el público vaya en masa a la plaza en esta defensa de la tauromaquia.

Y con un cartel de relumbrón.

—Están cuatro de los toreros más importantes del escalafón. La pena es que no vaya a poder hacer el paseíllo Andrés Roca Rey por su lesión en la espalda, pero quien le sustituya seguro que estará al mismo nivel que sus compañeros.

Será ‘El Fandi' su sustituto.

—Pues lo hará con la misma ilusión que Roca Rey. Es un torero que con su buen hacer se ha ganado por derecho propio estar presente en muchas plazas y seguro que pondrá a la gente en pie en el tercio de banderillas.

Y está Morante, uno de sus toreros favoritos.

—Morante es un torero especial, pero es que El Juli es una de las mayores figuras que ha habido en los últimos 20 años y José María Manzanares, igual. Son toreros que siempre han estado cerca de esta ganadería y sólo queda que el público refrende el apoyo con su presencia y vivamos una noche muy especial.

Esta lunes había colas en la plaza de toros.

—Eso es lo más bonito. Al final, Palma de Mallorca quiere toros, quiere ser libre y que los políticos no impongan cómo se tienen que comportar y opinar. Los políticos están para administrar y para lograr la mejor calidad posible para los ciudadanos, pero parece que tienen otros objetivos, sobre todo los partidos progresistas. Dicen que defienden el progreso y la libertad, pero están haciendo todo lo contrario y eso es lo que choca.

¿En qué momento diría que está la fiesta nacional?

—En un momento complicado, pero al final los que amamos la fiesta nos hemos dado cuenta de que debemos defenderla y hay proyectos importantes de unión, como, por ejemplo, la Fundación del Toro de Lidia. Al final, creo que los políticos deben dejar que el pueblo sea libre y decida, no imponer los criterios de unos pocos.

¿Qué le diría a esas personas que no entienden cómo personas que dicen amar a los animales los matan?

—Es un desconocimiento total de este mundo. Detrás de todo ello están empresas multinacionales muy poderosas que quieren imponer las mascotas y todo el negocio que hay detrás. Anteponen este negocio en detrimento de la vida humana y eso sí que es algo contra lo que hay que luchar. Les mueven intereses económicos, no la defensa de los animales.

¿Ha venido bien esta campaña para que haya una mayor unión?

—Eso siempre pasa en la vida. La gente está muy cómoda en su sillón hasta que le atacan. En otros países estarían muy orgullosos de esta fiesta cultural de todas las regiones españolas defendida en la Constitución.

¿Siente más orgullo o responsabilidad al estar al frente de la cuarta generación?

—Un tremendo orgullo que mi familia esté luchando tanto tiempo por la cultura española, independientemente de criterios económicos. Lucho por hacerlo tan bien como lo hicieron ellos.

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