En Can Pastilla hay un bar, el Drink, único en el mundo. O al menos eso es lo que creen sus dueños, Heike Göltenboth, que además es fotógrafa, y Jon Gaham. La diferencia del resto de bares es por varias cosas, entre ellas, estas dos: No tiene camareros y porque te sirves la diversidad de consumiciones de que dispone a través de una tarjeta, que adquieres en una máquina expendedora por 20 o 50 euros.
En el caso de que los consumas, aunque 20 euros dan para mucho en ese establecimiento, ya que al no haber personal, los precios son más baratos (cerveza de 50cl., 3 euros; copa de vino, 2,80; gin o vodka tónic, 5 euros; chupitos de tequila/hierbas/jagermester, 2 euros), puedes recargar la tarjeta y, en el caso de que no te gastes el dinero, te lo devuelven cuando te marchas.
El procedimiento
Bien. Supongamos que ya tenemos la tarjeta en nuestro poder. En una de las paredes hay 12 grifos, distribuidos en tres grupos y sobre cada uno de ellos hay un pequeño rectángulo que indica la marca de la bebida. Y por encima de cada cuatro de estos rectángulos, está el cajetín por el que se introduce la tarjeta de dinero.
Una vez que hayas decidido lo que vas a tomar, colocas la copa vacía bajo el grifo correspondiente a la bebida que hayas elegido, mete la tarjeta y abre el grifo del que brotará la bebida… Y a pasarlo bien.
Drink solo abre desde las seis de la tarde a las dos de la madrugada. Aunque no hace mucho que abrió, ya se está haciendo con una buena clientela, entre la del hotel que hay enfrente, el Alma Beach, y los residentes de la zona y de otras que ya han oído hablar de él.