EFE-HUNGRÍA
Luis XIV, el famoso «rey Sol», decía que el Tokaji es «el vino de los reyes y el rey de los vinos», algo que todos los húngaros aprenden desde la infancia en el himno nacional: «y de Tokaj has destilado la vid en su esencia más pura».
Este vino, que junto con el salami y el guylas (un estofado de carne) es seguramente el producto húngaro más conocido en el exterior, se produce conforme a exigencias de máxima calidad en Tokaj-Hegyalja, en el noreste del país, una región declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco desde 2002.
Según András Bacsó, enólogo de «Bodegas y Viñedos Oremus», propiedad de la bodega española «Vega Sicilia», la vendimia de esta uva se inicia a comienzos de otoño y dura en muchos casos hasta la segunda mitad de noviembre, aunque «este año se alargará bastante».
Desde siglo XVII se produce aquí este vino blanco, prácticamente con la misma técnica, asegura el experto al recorrer las instalaciones de esta gran bodega, privatizada en 1993 por el Gobierno húngaro.
Conflicto
La región vinícola de Tokaj cuenta con sólo 5.246 hectáreas de superficie cultivable en la localidad del mismo nombre, junto al río Tisza.
Unas 100 hectáreas de esta región quedaron, tras los tratados de paz posteriores a la Primera Guerra Mundial, en territorio de la hoy Eslovaquia, lo que ha llegado a ser una fuente de conflictos debido a la calidad diferente de los vinos del país vecino.
Oremus dispone de 98 hectáreas y produce tres tipos de vino, uno seco, uno dulce, y el clásico «Aszú», con sus diferentes variantes, como la llamada «Esencia de Aszú».
Según Bacsó, el Aszú «cambia mucho de década a década» y hoy ya no es tan «pesado y dulce», sino que «va obteniendo sabores florales».