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Merkel se queja de la excesiva tendencia de Sarkozy a 'toquetearla'

'Le Matin' asegura que la canciller alemana ha enviado una nota diplomática al Elíseo expresando su malestar

La efusividad que caracteriza al mandatario galo contrasta con el comedimiento típicamente germano de su homóloga.

OTR/PRESS-BERLÍN

La actual canciller alemana, Angela Merkel, no quiere que el presidente francés, Nicolas Sarkozy, la toque. Al parecer, la mandataria germana está más que harta de la 'tendencia' al contacto físico que manifiesta Sarkozy y así se lo ha hecho saber al Elíseo a través de una carta enviada por vía diplomática.

Quizá sea su ímpetu, su forma de poner la mano en la espalda o en el hombro o su manía de agitar a su interlocutor entre carcajadas cuando gasta una broma, pero el caso es que Angela Merkel no lo soporta más.

La canciller no acaba de acostumbrarse a las formas de Nicolas Sarkozy y ha decidido atajar la situación con una medida drástica y al más alto nivel: a través de la Embajada germana en Francia.

Una nota diplomática remitida al Elíseo expresa el malestar de la canciller alemana por la excesiva confianza que se toma Sarkozy a la hora de tratar a Merkel, que ha llegado a sentirse molesta por los constantes 'toqueteos' del presidente francés, según informaciones del diario suizo Le Matin. Y es que los modales franceses no tienen nada que ver con los alemanes y en las relaciones diplomáticas, eso también se nota.

Como explica la corresponsal en París del diario alemán Die Tageszeitung, Dorothea Hahn, en declaraciones al rotativo suizo, «tocarse no forma parte de la cultura alemana y todavía menos de la cultura de la Alemania del Este». Angela Merkel no sólo nació y creció en aquella parte del país regida por el carácter frío y distante del comunismo -la República Democrática Alemana- sino que además es de religión protestante.

«Esto implica cierta distancia entre los individuos, un rigor, una austeridad, tanto exterior como interior», explica la corresponsal alemana, que concluye su aproximación a la cultura germana con una frase contundente: «la ostentación física de los sentimientos no es para nada un asunto alemán». Así, si para los alemanes «un saludo es un apretón de manos con cierta intensidad en la mirada», los franceses, entre conocidos, prefieren los dos besos.

Y Angela Merkel es desde luego conocida para Sarkozy, no sólo porque ambos son los máximos mandatarios del eje franco-alemán que rige el destino de Europa, sino porque el propio presidente de la República gala ha expresado en más de una ocasión su admiración y cariño por la canciller germana. «Si digo que amo a Angela Merkel, por ejemplo, quiero decir que he aprendido mucho de ella y de su experiencia», aseguró Sarkozy en una ocasión.

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