Gracias a las nuevas tecnologías de la comunicación, las manifestaciones contra el régimen militar que agitan Birmania son seguidas en todo el mundo, al contrario de lo ocurrido en 1988, antes de internet, cuando escaparon pocas informaciones sobre la sangrienta represión.
La ola de protestas, violentamente reprimidas el miércoles por la policía, mantiene analogías con el movimiento pro democrático de agosto de 1988, que los militares frenaron con las armas y que dejó unos 3.000 muertos. Como hace 20 años, también ahora fueron reivindicaciones de orden económico las que encendieron las protestas en un país donde un hogar de cada cuatro vive por debajo del umbral de pobreza. Pero a diferencia de 1988, las imágenes y las informaciones procedentes de teléfonos móviles, cámaras de video digitales y blogs en internet que logran traspasar las redes de la censura del régimen, permiten dar al mundo el testimonio de los acontecimientos. "Gracias a la tecnología, la situación es completamente diferente. Todos, en todo el mundo, puede seguir gracias a internet lo que pasa en Birmania", explica Said Win, redactor en jefe de Mizzima News, un grupo de prensa con base en India y dirigido por birmanos en el exilio. "Es realmente el resultado de la mundialización. Que la junta lo quiera o no, el Gobierno ya no puede aislar al país del resto del mundo", añade.
Sin embargo, desde el inicio de las protestas contra el alza del precio de los transportes, el régimen militar ha reducido considerablemente el acceso a internet. Pero unos 200 cafés internet siguen funcionando en Rangún, la mayor ciudad del país, permitiendo a los estudiantes transmitir videos y fotos tomadas con sus teléfonos móviles y sus cámaras digitales. "Los jóvenes saben cómo escapar al control en internet. Hemos recibido imágenes no sólo de Rangún sino también de Mandalay", la segunda ciudad del país, explica Aung Din, director de US Campaign For Burma, un grupo de oposición al régimen militar con base en Washington.
Aung Din, que participó en las manifestaciones de 1988, constata una enorme diferencia. "En 1988, no teníamos estos medios, especialmente internet, para hacer salir mensajes de Birmania. Nadie en la comunidad internacional estaba al corriente de las primeras manifestaciones. Esta vez, todo el mundo está informado, qué diferencia", afirma.