Millones de personas han acudido esta semana a los comercios impulsados por las rebajas. Unos por el descuento en un artículo ya decidido y otros «sólo a ver», pero «el 95% de los que entran a mirar acaba comprando algo», afirma Javier Garcés, presidente de la Asociación de Estudios Psicológicos y Sociales.
Entre el 30 y el 50% de la población tiene problemas para controlar el gasto, «compra impulsivamente a principios de mes y a finales lo pasa mal, sin llegar a un endeudamiento importante», señala Garcés, y entre un 1 y un 8% son casos graves de adicción al consumo.
La compra es una actividad habitual placentera, en la que no se da importancia a los excesos. La publicidad, los centros comerciales, la tarjeta de crédito y ahora precios más bajos incitan a ello: El 40% de las existencias se agotará en esta quincena, según la Confederación Española de Comercio. Sólo el primer día de rebajas, el domingo 1 de julio, más de cinco millones de personas acudieron a las grandes superficies comerciales, según datos de ANGED, y el sector del comercio espera vender más de 5.350 millones de euros en esta campaña.
Las rebajas representan una oportunidad para quien tiene tomada una decisión -y un 70% de los consumidores reconoce esperar a julio para adquirir ropa y complementos- pero también, según el psicólogo aragonés, un pretexto para ser impulsivos.
Hay tendencia a adquirir más cosas de las que se necesitan aprovechando los precios, «pero no significa que haya un problema psicológico, es una conducta normal en la sociedad de consumo, una expresión de la tendencia a tener excesivas cosas», afirma Pedro Rodríguez, psicólogo.
En este período «hay un tipo de comprador más impulsivo, vulnerable a la publicidad, inseguro, poco crítico, pero no es un adicto», explica Vega González, experta en socioadicciones.