El presidente de la Conferencia Episcopal Española (CEE) y obispo de Bilbao, monseñor Ricardo Blázquez, aseguró ayer durante su discurso de inauguración de la LXXXVIII Asamblea Plenaria de los obispos que «las ayudas que reciben con una mano las entregan con la otra» y que sólo quieren recursos para desarrollar su misión. «La Iglesia no es rica ni quiere serlo», dijo. En la misma dirección, valoró positivamente el nuevo acuerdo de financiación de la Iglesia porque contribuye «a la cultura de la transparencia» en relación a las cuentas.
En una alocución en la que también repasó el discurso del Papa en el Encuentro Mundial de las Familias de Valencia este verano, Blázquez instó a los ciudadanos a ayudar a la Iglesia a través de colectas, suscripciones o donaciones puesto que la Iglesia sólo recibe por la asignación tributaria el 25 por ciento de sus necesidades básicas. Sobre este particular el presidente de los obispos denunció que «con alguna frecuencia se mezclan las cosas y se agitan para no ver claro».
Así se pronunció en relación al cambio en la financiación de la Iglesia, que ha eliminado una asignación fija y ha elevado al 0,7 el porcentaje que los ciudadanos pueden aportar a la institución a través de la declaración de la renta. Ricardo Blázquez explicó que la Iglesia necesita de la colaboración económica del Estado, de instituciones privadas y de particulares para preservar el patrimonio cultural y artístico, para los colegios católicos concertados y para servicios sociales. Entre las labores sociales citó a Cáritas y otras agrupaciones católicas que atienden enfermos, ancianos, inmigrantes, marginados o a proyectos de promoción en el Tercer Mundo. En ese sentido, manifestó su deseo de que asignen no sólo los católicos, sino «todos los que conocen y aprecian los servicios de la Iglesia. Confiamos en la valoración positiva que merece esta colaboración».