EFE-BARCELONA
Las seis familias españolas que adoptaron menores en la República del Congo y aún no habían podido salir del país llegaron ayer por la mañana a Barcelona, donde, ya rodeadas de sus familiares y con sus hijos en brazos, han recordado que fueron a pasar la mejor semana de su vida y han vivido tres semanas de «calvario».
Las familias, cinco de ellas catalanas y una guipuzcoana, llegaron al aeropuerto de El Prat de Barcelona en tres vuelos diferentes procedentes de París, dos días después de que regresara a España la pareja formada por Javier Torrente y Natalia Castellanos, la única que tramitó su adopción en la República Democrática del Congo.
Felices, con la sensación de que la odisea que han tenido que vivir ha llegado a su fin, las familias han agradecido el apoyo recibido de los medios de comunicación y han criticado duramente la actuación de la embajada española en Congo y las trabas burocráticas que, afirman, ha puesto a los diferentes procesos de adopción.
Javier Segurado, un joven de Urnieta (Guipúzcoa), padre del bebé de nueve meses Erik Matondo, ha calificado de «cruel» el trato que han recibido las familias por parte de la embajada, y ha asegurado que hasta que su desesperada situación no saltó a la luz pública a través de los medios de comunicación las familias no eran «nadie» y estaban «perdidas» en un país marcado por un clima de violencia.«Nos fuimos a pasar la mejor semana de nuestra vida y al final han sido tres semanas de angustia y desesperación, de incertidumbre y de ver que están tratando que te vuelvas a casa sin el niño, aunque cada vez vas teniendo más lazos con él», explicó Segurado.
Otro de los padres adoptivos, Josué Palacios, coincidió en destacar que estas tres semanas «han sido angustiosas», «un calvario», porque desde la Embajada les instaban a regresar a España sin sus hijos, cuando ya llevaban dos semanas conviviendo con ellos.
«El coraje nuestro de decir que no íbamos a venirnos sin nuestros hijos ha sido decisivo», comentó Palacios, quien, no obstante, se ha llevado un recuerdo positivo de esta experiencia, como es la amistad que han hecho las siete parejas, que han estado «muy unidas».
Junto a las seis familias viajó también hasta Barcelona el diplomático español Miguel Fernández Palacios, que el Ministerio de Asuntos Exteriores envió el pasado miércoles a Kinshasa para sacar cuanto antes del país a las familias.
«Estábamos ante una situación de emergencia consular. Las siete familias estaban retenidas en un país sin comunicación aérea con España y con todos los vuelos con Europa bloqueados hasta mitad de septiembre», indicó el diplomático.
Fernández Palacios ha subrayado que acudió al Congo «a sacar a unas familias que estaban en situación límite, no a arreglar procesos de adopción».