En el Centre de Cultura Sa Nostra de Palma se inaugura hoy la exposición «Camilo José Cela, fabulador. Entre la memòria i la mirada» con elementos procedentes de la fundación que lleva el nombre del premio Nobel y autor, entre otras obras, de «La colmena» o «La familia de Pascual Duarte». Tomás Cavanna es, desde hace 20 años, director gerente de la Fundación Camilo José Cela, situada en Iria Flavia (Galicia), entidad privada dedicada a preservar y difundir el ingente legado del literato que, durante un tiempo, vivió en Mallorca, donde escribió y fundó la revista «Papeles de Son Armadans».
-¿Quó nos explicaría sobre la Fundación Camilo José
Cela?
-En la historia de la literatura universal no se ha dado ningún
caso de un escritor que haya dejado tanta referencia sobre su
trabajo de forma tan sistemática y completa, los fondos del legado
celiano son impresionantes. Sólo la colección de manuscritos es
única. Practicamente todo lo que escribió una persona que empezó a
hacerlo muy joven y que a sus 86 años, cuando murió en 2002, seguía
escribiendo, está reunido bajo el mismo techo. Cela escribía a mano
y a través de sus manuscritos se puede ir analizando su forma de
trabajar y escribir por las distintas relecturas que iba haciendo
de sus obras.
-¿Qué alberga la Fundación Cela?
-Las casas museos de los escritores tienen sus libros, sus cosas,
pero esta fundación va mucho más allá. Por ejemplo, su epistolario
son más de 70.000 cartas cruzadas con más de 9.000 personas
distintas y en ellas están todos los grandes, toda la vida cultural
española de medio siglo está reunida en ese epistolario. No sólo
guardaba ordenadamente las cartas que recibía, sino que las que
enviaba las mandaba transcribir con papel de calco para guardarse
la referencia.
-Era muy meticuloso.
-Sí, lo justificaba por su educación inglesa. No hay una casa museo
de un escritor que contenga esta riqueza documental. Luego está la
artística, porque estuvo muy vinculado con artistas. La fundación
tiene 700 cuadros originales, e infinidad de grabados, piezas que
hacen colección porque no son cuadros dispersos, sino que se
refieren a él, a sus obras, a los personajes de las mismas. Puede
haber una docena de picassos, y con Miró, lo mismo.
-Un material al alcance del público y los
investigadores.
-Más que un centro de visitas, la fundación lo es de trabajo. Nos
dedicamos a atender a investigadores, a fomentar el estudio de su
obra, se trabaja mucho con universidades. Cuando se constituyó se
acondicionaron unas habitaciones para que la gente viniera a
trabajar, y funcionan, pero entonces no existía Internet. Ahora es
un poco tonto que alguien viaje desde EEUU para estudiar un
documento porque la información está en nuestra web,
www.fundacioncela.com.
-Su presencia en la Red es muy completa.
-Estamos informatizados desde el inicio y colgamos nuestra primera
página en Internet en 1995. El año pasado tuvimos medio millón de
entradas y dos millones de movimientos, somos la primera
institución gallega en los ránkings y tenemos varias ramificaciones
de la web como bibliotecacela.com o papelesdesonarmadans.es.
-¿De su legado, qué interesa más a los
investigadores?
-Todo. Una revista dedicada a la información bibliográfica pidió a
una agencia de encuestas que preguntara sobre la mejor novela
española del siglo XX, entre un ámbito de profesores
universitarios, de instituto, críticos literarios y, unánimemente,
consideraron «La Colmena». La tercera fue «La familia de Pascual
Duarte» y entre las veinte primeras había siete títulos celianos. A
la grandeza de la obra literaria unamos la internacionalidad de su
figura. Fue premio Nobel, viajó mucho, daba conferencias en Estados
Unidos, tenía mucho gancho, obtuvo doctorados honoris causa por 26
universidades de cuatro continentes. Cuando se produce una
avalancha de consultas desde Chile o Filipinas es porque los
profesores plantean estudios sobre su obra.
-Pero, en cuanto a la investigación, ¿qué campos
interesan o quedan por analizar?
-Además de escritor fue un promotor cultural de primer nivel, se ve
en «Papeles de Son Armadans», en la creación de Alfaguara y en
tanta aventura cultural que abordó durante su vida. ¡Hay tanto que
investigar! Estamos trabajando con la editorial Destino para editar
el epistolario celiano, que no se ha publicado, vamos a intentar
que salga este año un volumen sobre la relación de Cela con
escritores en el exilio, hablamos de 27 nombres como Aub, Cernuda,
Alberti, Altolaguirre, de unas 850 cartas; eso es la enorme labor
de la recuperación literaria que se produce después de la Guerra
Civil y que tiene a Cela como eje central, consigue que la gran
mayoría de estos autores que habían salido y estaban en situación
de vetados empiece, primero timidamente y luego con más pujanza, a
participar en la vida literaria española gracias a Cela.
-¿Y en cuanto a su uso del lenguaje?
-Dentro de su obra también hay un gran campo de investigación
porque era una persona tan conocedora del lenguaje, tan estudiosa,
su obra es un empeño en la duda, en la vacilación, en volver a
mirarlo todo, revisaba sus novelas hasta 18 veces antes de
enviarlas a la imprenta.
-¿Cómo se viven desde la fundación las controversias que
aún generan la obra y el personaje?
-Haciendo abstracción. Nos dedicamos a nuestro trabajo y bastante
tenemos con facilitar el acceso a toda esta riquísima fuente
documental para meternos en más complicaciones.
-¿Fue consciente de la importancia de su obra, de ahí
que creara una fundación como legado intelectual?
-En el último número de «El Extramundi», que se presenta hoy con
motivo de la exposición, un monográfico sobre Mallorca, hay un
artículo de Sergio Vilar, ya fallecido, que es un inédito de un
subdirector de «Papeles de Son Armadans» que estuvo viviendo en la
Isla, residiendo en casa de Cela, que cuenta entrevistas, charlas,
y en esa época, creo que 1962, ya contaba con ganar el Nobel.
-Tenía vocación de posteridad.
-Si, si, ya se dio cuenta de que todo aquello que había ido
guardando era muy valioso desde el punto de vista documental y
artístico y tenía la responsabilidad de ordenarlo. Su frase era que
para evitar que el inclemente viento de la historia de cada cual,
digamos que las historias personales pudieran afectar a la unidad
de ese conjunto, la única manera de conservarlo en un bloque era
constituir una fundación.
-¿En ella hay mucho material referente a
Mallorca?
-Sí, incluso se pensó que aquí se pudiera hacer un anexo.
-¿Es una idea olvidada, puede resurgir?
-Esta pregunta que me plantea excede mis competencias.