EFE-PAMPLONA
Los españoles viven «excesivamente colgados del reloj», debido a
unos horarios de trabajo «inconvenientes», denunció Igancio
Buqueras, presidente de la Comisión Nacional para la
Racionalización de los Horarios Españoles y su Normalización con
los de los demás países de la UE. Buqueras declaró que al español
«le falta tiempo» para «integrarse en la sociedad civil» y para
conciliar su vida personal, laboral y familiar y, por este motivo,
la Fundación Independiente creó en enero de 2002 una Comisión
Nacional para estudiar este asunto integrada por 83 personas en
representación de 6 ministerios, 7 comunidades autónomas, 12
universidades, sindicatos, patronal y diferentes organismos
públicos y privados.
En ese sentido, Buqueras destacó que, hasta los años treinta, España tenía unos horarios similares a los del resto de Europa y los españoles almorzaban en torno a las 12,00 ó 13,00 horas y cenaban hacia las 19,00 ó 20,00 horas, aunque posteriormente estos horarios se retrasaron.
El motivo de este cambio, apuntó, podrían ser las dificultades sociales de los años de la guerra civil y la posguerra que llevaron a gran parte de la población al pluriempleo y a la necesidad de prolongar la jornada laboral tanto a la mañana como a la tarde.
Sin embargo, comentó Buqueras, en la actualidad sería necesario adaptarse a los horarios «europeos» y dar por finalizada la jornada laboral hacia las 17,30 ó 18,00 horas, una medida que a su juicio no afectaría a la productividad, sino que la aumentaría, ya que «se confunde el estar en el lugar de trabajo con el estar trabajando». Buqueras subrayó al respecto que, tomando la productividad media de Europa como referencia (100), España se encontraría en el 83,8, mientras que Francia estaría en el 123, Bélgica en el 120 y Holanda en el 114, a pesar de que sus jornadas laborales son de menos horas.