Los españoles reconocen que dedican poco tiempo a sus relaciones sexuales, una actividad que se realiza en una media de 22 minutos y en la que hombres y mujeres califican con un notable su capacidad sexual. Éstos son algunos de los resultados de una encuesta, realizada por teléfono entre 2.803 personas en todas las CCAA y hecha pública ayer con motivo de la III Campaña Nacional de Salud Sexual, con la que se pretende concienciar a la población sobre la importancia de las relaciones sexuales para mejorar la calidad de vida.
La encuesta, presentada por el presidente de la Asociación Española de Salud Sexual, Ignacio Moncada, y la sexóloga Francisca Molero, directora del Instituto Clínico de Sexología de Barcelona, destaca la satisfacción de los españoles con sus relaciones sexuales, con una valoración media de 7,25.
Destaca, según la sexóloga Molero, la mejor valoración que tanto hombres como mujeres tienen de la sexualidad femenina, que es «la gran revolución y demuestra el potencial de las mujeres».Las mujeres se valoran a sí mismas con una puntuación más alta (7,36) que la que conceden a los hombres (7,28), y en el caso de los hombres también valoran más alto a sus parejas femeninas (7,70) que a ellos mismos (7,14).
Ambos sexos coinciden en la importancia de los preliminares antes de la relación, una práctica que utilizan el 90% de los encuestados, aunque son ellas las que demandan más el juego erótico y la seducción. Sólo un 27,2% de los hombres acude al urólogo de forma periódica, mientras que entre las mujeres casi el 80% visita al ginecólogo, lo que demuestra, según los doctores Moncada y Molero, que falta una cultura de la prevención sobre todo entre loos hombres. Ignacio Moncada señaló que a los hombres les cuesta todavía consultar de forma abierta sus problemas sexuales, entre los que destacó la eyaculación precoz y la impotencia, e indicó que sobre todo esta última hay formas de tratarla con fármacos seguros. En el caso de las mujeres, las disfunciones sexuales más frecuentes son en primer lugar la falta de deseo, seguido de la anorgasmia, el vaginismo y la aversión sexual.