El Papa inició 2005 con un llamamiento a todos los seres humanos a que «renueven su compromiso decidido a construir» la paz, a través de instrumentos como el diálogo, la justicia y la educación para el perdón.
El 1 de enero la Iglesia celebra la Jornada Mundial de la Paz, que en esta ocasión ha alcanzado su trigésimo octava edición, y Juan Pablo II quiso subrayarla con una misa en la Basílica de San Pedro, que fue su primer acto público del recién estrenado 2005.
En su homilía, el Santo Padre dijo que la construcción de la paz presupone la aceptación de «una exigencia moral fundamental, expresada por San Pablo: No te dejes vencer por el mal, sino derrótalo con el bien».
«Ante las múltiples manifestaciones del mal, que por desgracia hieren a la familia humana, la exigencia prioritaria es la de promover la paz», afirmó el Pontífice.