Silenciosos y recogidos, numerosos estadounidenses llegaron en peregrinaje hasta la tumba del presidente John F. Kennedy, en el cementerio de Arlington cerca de Washington, para conmemorar los 40 años de su asesinato. Desde la apertura del cementerio, los visitantes se agolparon con emoción alrededor del memorial, compuesto por una llama permanente y simples placas negra con el nombre de John F. Kennedy y de su esposa Jacqueline.
Estados Unidos recordó ayer el 40 aniversario del asesinato del presidente John F. Kennedy, muerto según la versión oficial por un desequilibrado, Lee Harvey Oswald, el 22 de noviembre de 1963 en Dallas (Texas). «Ellos siguen inspirándome. Ellos eran mis héroes«, dijo el domingo el senador Ted Kennedy a propósito de sus hermanos John y Robert, este también asesinado cinco años más tarde en Los Angeles. La familia Kennedy acudió también a la tumba para rendirle su homenaje.
El presidente estadounidense, George W. Bush, rindió su propio homenaje al ex mandatario demócrata y admitió que aún hay «un sentimiento de pérdida que desafía el paso del tiempo». El mandatario americano divulgó un comunicado en el que señaló: «Este fin de semana el pueblo estadounidense tiene en su pensamiento las imágenes de hace 40 años (...) John F. Kennedy partió hace casi tantos años como los que vivió, y sin embargo su memoria aún enorgullece a nuestra nación».