Los tres científicos, los dos británicos Sydney Brenner y John E. Sulston y el estadounidense Robert Horvitz, han sido galardonados con el Premio Nobel por sus trabajos sobre la regulación genética del desarrollo de órganos y la muerte programada de la células, fenómeno biológico popularmente conocido como «el suicidio de las células». La decisión viene a reflejar así la gran importancia de este área de la medicina actual por sus posibles implicaciones en la lucha contra el cáncer y otras enfermedades.
El cuerpo humano está formado por cientos de tipos de células diferentes, que proceden todas del embrión que, al irse dividiendo, va generando continuamente nuevas formaciones celulares que maduran y se especializan para ir constituyendo los diversos órganos y tejidos del cuerpo humano. En el cuerpo adulto, también surgen diariamente un alto número de células nuevas y simultáneamente a esa multiplicación se da, tanto en el embrión como en las personas adultas, un proceso natural de muerte de otras células para equilibrar el número de las mismas en los tejidos y órganos.
Brenner, de la Universidad de Berkeley, Horwitz, del Instituto de Tecnología de Massachusetts (IMT) y Sulston, del Sanger Centre de Cambridge (Reino Unido) y Premio Príncipe de Asturias 2001, han logrado seguir minuciosamente la multiplicación y especialización celular desde el embrión hasta el individuo adulto. Para ello, han utilizado como modelo al pequeño gusano «caenorhabtis elegans», que ya se había hecho famoso por haber sido el primer animal del que se descifró el genoma completo.