Un equipo de cirujanos de Gorno Altai «olvidó» una compresa de un metro y medio de longitud en el abdomen de una paciente a la que había extirpado el apéndice.
La paciente, tras pasar la operación en un hospital local y ser dada de alta, regresó a su hogar y sólo al cabo de dos semanas empezó a sentirse muy enferma.
En esta ocasión fue atendida en la clínica central de Gorno
Altaisk, viajando 350 kilómetros de distancia.
La sorpresa de los médicos fue mayúscula, al encontrar en el
vientre de la mujer una compresa de al menos 150 centímetros de
longitud, que debería haberse empleado para taponar alguna pérdida
de sangre.