Cien millones de personas podrían morir en el mundo por culpa del Sida antes del 2010 por un avance imparable de la «epidemia» porque, entre otros factores, no se atisba una vacuna preventiva a corto plazo, los fármacos existentes son demasiado caros y hay un relajamiento de la prevención.
Pese a esta sombría perspectiva, el científico francés y codescubridor del Sida, Luc Montagnier, ve el futuro con «optimismo», pero lo supedita a una «mayor implicación política de los gobiernos» para hacer más accesible a los más pobres los fármacos antirretrovirales existentes.
Estas son las principales conclusiones de un debate que, organizado por Unesco tras la inauguración de la XIV Conferencia Internacional del Sida, que reunió ayer en Barcelona a 14.000 delegados de todo el mundo, expertos sobre el Sida, así como representantes de ONGs y entidades internacionales que se darán cita durante esta semana en Barcelona.