Pamplona honró ayer a su patrón en el día grande de los Sanfermines 2002, que tuvo como acto central la procesión, en la que miles de personas acompañaron a la imagen del santo en su recorrido por las calles del Casco Viejo de la ciudad.
Tras el multitudinario chupinazo con el que el sábado se iniciaron las fiestas, ayer tuvo lugar otro de los actos más seguido por los pamploneses en una jornada que, por ser domingo, multiplicó la población de la capital.
Antes de la procesión se celebró el primero de los encierros, en el que los toros del «Marqués de Domecq» protagonizaron una larga y peligrosa carrera tras la que seis personas tuvieron que ser trasladadas a centros hospitalarios, tres de ellas con heridas por asta de toro. Según el último parte médico, facilitado por el Gobierno de Navarra, la estadounidense Elinzeyi Sain, vecina de Kansas de 19 años, sufrió una cornada en su pierna izquierda, de pronóstico «grave» y permanece ingresada en el hospital Virgen del Camino de Pamplona. En este centro también se encuentra el australiano Luke Versace, de 20 años, que fue empitonado en la rodilla izquierda, y su pronóstico es menos grave. Jose María Pérez, de 32 años y vecino de Navalcarnero (Madrid), del que en un primer momento se informó como el herido más grave, está ingresado en el Hospital de Navarra, con una herida por asta de toro en la cara posterior del muslo derecho de unos 10 centímetros de profundidad «que afecta a la musculatura, pero sin lesionar el paquete vasculo-nervioso», según el mismo parte médico que califica su estado de menos grave.
Si los siete minutos que duró el encierro fueron emocionantes también estuvo cargado de emoción, aunque de diferente naturaleza, el acto central del 7 de julio, festividad de San Fermín. Miles fueron las personas que, junto con la corporación municipal vestida de gala y el cabildo catedralicio, acompañaron por las calles del Casco Viejo a la imagen del santo, una talla de madera del siglo XV que conserva en el pecho las reliquias de San Fermín.