El Tribunal Supremo de Estados Unidos anuló ayer al menos 150 penas de muerte, al establecer que esas condenas deben ser fruto de la decisión de jurados y no de jueces. La decisión, aprobada con 7 votos a favor y 2 en contra, establece la primacía de la Sexta Enmienda de la Constitución de Estados Unidos, según la cual toda persona tiene derecho a ser juzgada por sus pares, en este caso, un jurado.
La medida de ayer, que se aplicará de forma retroactiva, tendrá un impacto en al menos cinco de los 50 estados de la nación, donde tendrán que revisarse al menos 150 casos, según indicaron fuentes judiciales. Hasta ahora, aunque el jurado determinaba la culpabilidad o inocencia del acusado, los jueces en Arizona y otros cuatro estados tenían atribuciones para dictar la sentencia con base en diversos factores agravantes, principalmente la naturaleza del crimen.
Pero es al jurado al que corresponde tomar en cuenta todos los factores del crimen cometido antes de recomendar una sentencia, según la decisión del máximo tribunal de Justicia de Estados Unidos.
El Tribunal Supremo basó esta resolución en un caso que data del año 2000, en el que también revocó una sentencia emitida por un juez. Según la magistrada portavoz, la misma protección que ampara a un convicto cuando se trata de la extensión de la privación de libertad debe aplicarse a los afectados por la pena de muerte.