El Gobierno británico cree que la actual epidemia de fiebre aftosa que afecta al Reino Unido pudo haber tenido su origen en la importación ilegal de carne contaminada para su posible uso en restaurantes chinos. Las autoridades británicas investigan la posibilidad de que la carne entrara procedente de algún país del Lejano Oriente para ser utilizada en restaurantes chinos del noreste de Inglaterra, la zona donde se cree que comenzó la epizootia (epidemia entre animales).
Al parecer, los restos de esa carne se emplearon para alimentar cerdos en una granja de la localidad de Heddon-on-the-Wall, en Northumberland (noreste de Inglaterra). El Gobierno chino rechazó ayer que los brotes de fiebre aftosa detectados en varios países de la UE tengan su origen en restos de alimentos procedentes de China, como sugieren algunas informaciones publicadas en la UE. «No existe ningún indicio o prueba que apoye esta acusación», declaró Sun Yuxi, portavoz del Ministerio chino de Asuntos Exteriores, en una rueda de prensa.
De este modo, Pekín rechazó el informe del Gobierno británico publicado el lunes por el diario «The Times» según el cual el origen de la infección podría estar en carne contaminada enviada sin vigilancia sanitaria a un restaurante chino en el norte de Inglaterra. El documento agrega que los restos de alimentos de este restaurante iban a parar a una granja en Heddon-on-the-wall, un pueblo que se considera el origen de la epizootia que afectó primero a las granjas vecinas y después se ha extendido por varios países.
Por otra parte el Boletín Oficial del Estado (BOE) publicó una Orden del Ministerio de Agricultura por la que se amplía la vigencia de las medidas de protección contra la fiebre aftosa y prohíbe la importación de animales y ciertos productos sensibles a la enfermedad originarios o precedentes de Francia. El texto indica que ante la situación producida por la confirmación de nuevos brotes de fiebre aftosa en Francia y Reino Unido es necesario ampliar la vigencia de las medidas adoptadas, en tanto no se adopten las medidas correspondientes por la Unión Europea y mientras la evolución de la enfermedad no permita su evolución. Esta normativa, que entró ayer en vigor, amplía la Orden de 8 de marzo de 2001 y la posterior del 13 de marzo.