WASHINGTON. AFP.
Microsoft se mantenía oficialmente en su posición, mientras que el
Estado federal sopesaba diferentes opciones, que van desde el
desmantelamiento a un acuerdo amistoso, después de que la justicia
norteamericana hubiese acusado de monopolio a la compañía
informática. El juez federal Thomas Penfield Jackson dio a conocer
el viernes pasado sus conclusiones preliminares, acusando a
Microsoft de estar en situación de monopolio con su sistema de
explotación Windows, corazón de su sistema informático. Las
conclusiones del juez fueron percibidas como una forma de darle la
razón al gobierno federal, que demandó a Microsoft en nombre de la
ley anti-monopolio. Un veredicto final no será dado antes del
primer trimestre del año 2000, pero las grandes maniobras ya han
empezado. Un alto funcionario de la compañía informática, Robert
Herbold, declaró que las conclusiones del juez no eran sino «una
etapa en un proceso que debemos llevar hasta el final». Herbold
dejaba entrever la posibilidad de que la compañía apele la
decisión, eventualmente ante la Corte Suprema. El funcionario
cometió igualmente un lapsus, explicando que el caso tendría de
ahora en adelante el desenlace en «un proceso político». Por su
parte, Joel Klein, subsecretario de Justicia, reconoció igualmente
que un arreglo amistoso era «una opción», a condición de que ese
arreglo «proteja a los consumidores». «Es muy pronto» para hablar
de eventuales sanciones contra Microsoft, agregó. «Examinamos las
diferentes sanciones» para remediar la situación de monopolio de
Microsoft, prosiguió. Entre esas soluciones, admitió Klein, figura
el desmantelamiento de la compañía.
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Comienzan las maniobras tras la acusación de monopolio contra Microsoft