Jordi Vilaret se declara un gran coleccionista, no sólo de coches, sino también de herramientas y piezas de diferentes coches clásicos. Su casa es un museo del que se siente muy orgulloso y comenta que la afición le viene de lejos, ya que tenía un negocio de piezas para vehículos y ahí nació su pasión por los coches clásicos.
A lo largo de los años ha tenido diversos modelos y en la actualidad cuenta con una colección de tres. En esta página aparece con un Ford A sedán de 1929 que adquirió hace 22 años a una viuda norteamericana que vivían en Mallorca.
El coche necesitó algunos arreglos hasta dejarlo como nuevo. Es un vehículo que sirve para ciudad y campo, ya que los asientos se pueden replegar y convertirlo en una furgoneta para llevar mercancías; fue muy utilizado en su época en Estados Unidos por su versatilidad. Jordi, a sus más de 80 años, fue uno de los pioneros de la asociación de Veterancars de Mallorca y durante una década fue el presidente de la asociación. Ahora, por su edad, ya se limita a ser un mero socio y a reunirse con sus amigos siempre que puede.