La realidad de los sintecho en Mallorca ha dejado numerosas historias e imágenes. Pero una de las más llamativas nos traslada hasta la periferia de Inca, frente al polígono industrial y a pocos metros de la circunvalación. En un camino secundario se esconde una antigua caseta eléctrica, abandonada, desmantelada y sin uso. A primera vista, no llama la atención, pero un detalle hace que quienes pasar por allí detengan allí su mirada.
Una cortina cubre la puerta de aquella caseta. Tras ella, una postal de realidad que destaca por la pulcritud del habitáculo, cuyo ocupante ha adecuado a sus humildes necesidades. Dicen los vecinos que han visto «a una persona -hombre- entrar y salir alguna vez», algo que puntualiza un trabajador de la zona: «Pero desde hace pocos días», asegura a la par.
Dentro, en la parte superior se ha instalado un colchón en un altillo perfectamente colocado. Bajo esa cama, varias garrafas de agua, una bombona de butano, una pequeña sartén y una cocinilla, una botella de aceite, sal y una docena de huevos forman el sorprendente paisaje, junto a unas pocas prendas de vestir. Gracias unos hierros, se puede trepar hasta el colchón, sustentado por dos vigas de madera.
Algunos restos de envases pueblan el exterior de esa caseta de la luz abandonada, que de primeras pasa totalmente inadvertida, de la misma manera que la persona que allí se ha instalado y que, discretamente, ha habilitado esos pocos metros cuadrados para vivir de una manera más que digna dentro de su cruda realidad.
xxxPero qué?