En un contexto de cambio climático con episodios de sequías y elevadas temperaturas, el algarrobo puede ser una de las mejores apuestas para una agricultura sostenible en Baleares. Así lo confirma el Instituto de Investigación y Formación Agraria y Pesquera de las Illes Balears (IRFAP) de la Conselleria d’Agricultura que ha realizado un estudio sobre la respuesta del algarrobo a la escasez de agua.
Mallorca cuenta con una gran diversidad de variedades de algarrobo, lo que ha permitido al IRFAP analizar cuáles de ellas se adaptan mejor a una condiciones de estrés hídrico. Además, hay que tener en cuenta que este árbol de la familia de las fabáceas también se adapta bien al entorno insular con suelos calcáreos y la salinidad, además de presentar tolerancia a enfermedades como la Xylella que ha afectado de lleno a los campos de almendros.
Para conocer la adaptación del algarrobo a futuros cambios climáticos adversos, el IRFAP está analizando la respuesta y adaptación de diez variedades a condiciones de sequía en la finca pública de sa Granja. El estudio analiza tanto variedades tradicionales de las islas como otras dos seleccionadas por los propios investigadores.
Los estudios preliminares han revelado que las variedades Pau y Mestres (autóctonas) y la 8-P (foránea) «destacan por su resistencia en condiciones de baja disponibilidad de agua», explican des del Instituto de la Conselleria d’Agricultura. «Estos hallazgos representan un avance importante para la selección de variedades adaptadas al cambio climático y la optimización del uso del agua en la agricultura», añaden.
El estudio también pretende fijar las bases para estrategias futuras de adaptación de los cultivos en el Mediterráneo, una petición que había realizado el sector ante la situación de cambio climático.