La emblemática festividad de Sant Antoni en Pollença ha vivido este viernes uno de sus momentos más esperados: la coronación del Pi. Este año, el protagonista ha sido Jaume Coll, un joven de 16 años que ha alcanzado el ternal en menos de 20 minutos. Tras dos intentos serios de otros jóvenes -uno de los cuales era el vencedor del 2014, Joan Miquel Seguí- Coll ha logrado superar la segunda cuerda y alcanzar el ternal. Ahí ha descansado un buen rato y aunque ha mostrado comprensibles signos de cansancio y ha pedido calma a los gritos de apoyo de sus amigos, finalmente ha alcanzado la parte alta, donde ha lanzado confeti y ha recogido la senalla con el premio, mientras la plaza ha estallado en aplausos y vitoreos.
La edición de este año se ha desarrollado con relativa rapidez. A las 18 horas, el Pi ya había superado una de las curvas más complicadas del trayecto, y a las 18.50 horas la plaça Vella estaba abarrotada de gente esperando la llegada del protagonista del día que medía 20,5 metros. Este año, las obras en el antiguo cine Capitol obligaron a cambiar el recorrido tradicional, pasando por calles más amplias como Reina Maria Cristina y Antoni Maura. Este desvío ha facilitado el traslado y ha generado comentarios positivos sobre la posibilidad de mantener este itinerario en el futuro, aunque bien es sabido que muchos pollencins disfrutan los retos del trayecto original.
El Pi ha llegado a la plaza a las 20.21 horas, en medio de una euforia colectiva, momento en el que se ha aplicado la tradicional capa de jabón para dificultar la subida. «Respetad las marcas del suelo y dejad espacio para plantar el árbol», se ha oído a través de los altavoces. Se trata de una de las medidas que se implementaron por primera vez el año pasado y que ha permitido agilizar el trabajo. También tres luces verdes colocadas en distintos extremos de la plaza daban permiso a escalar el árbol, mientras que la luz roja indicaba que se tenía que esperar. Este dúo de luces a modo de semáforo también tiene el objetivo de organizar la faena para mejorar la seguridad.
Este año, la jornada ha estado marcada por el viento y la lluvia intermitente, lo que ha obligado a cancelar por segundo año consecutivo la tradicional torrada en Ternelles, sustituida nuevamente por pa amb oli. Sin embargo, la llegada del Pi al pueblo ha coincidido con una tregua meteorológica que ha permitido disfrutar de la parte más emocionante de esta celebración que es única en el calendario festivo de Mallorca.
Tendría el mismo mérito subir al menos con un arnés enganchado a la punta arriba del pino que subir como hasta hoy. Se trata de que una fiesta no termine en desgracia. Es como la escalada sin cuerdas de sujeción. ¿No tiene el mismo mérito la subida? No es preciso arriesgar el pellejo.