Pese a que en 1924 casi nadie creía que se pudiera sacar rédito a un terreno al lado del mar, Miquel Vives Servera, Miquel ‘Cupa', supo ver las posibilidades antes que nadie y por eso, y el 20 de julio de aquel año puso en marcha La Fonda de Can Cupa, el primer hotel de Cala Bona. Reconvertido en lo que es hoy el hotel Cala Bona, el establecimiento turístico celebra este 2024 su centenario.
No fue su primera opción. A principios del siglo XX, Miquel ‘Cupa' ya tenía montado en Son Servera un estanco, una gasolinera, un bar llamado sa Fonda y hasta un cine mudo en la parte de abajo de éste. Fue la fallida de este último negocio a causa de la llegada del cine sonoro a la localidad lo que le abrió la mente a otro tipo de negocios. Tras escuchar una conferencia de un médico suizo sobre las bondades del clima mediterráneo y la necesidad de crear en la Isla lugares para hospedar a visitantes, ‘Cupa' se decidió y apostó por su hotel.
Cien años después, el pequeño hostal que fundó, de a penas una planta baja con ocho habitaciones y un baño compartido, se ha convertido en un hotel referente en la localidad. Matilde Bauza, cuarta generación de la familia y quién regenta actualmente el negocio junto a su hermano, Biel, y su padre, Sebastià, recordó que el secreto de su éxito está en «el esfuerzo, el empeño y sobre todo el amor por lo que hacemos». Y es que después de tantos años, el local continúa manteniendo la esencia de hotel familiar y acogedor que intenta que sus huéspedes «se sientan como en casa».
En 1961 se construyó el primer piso del hotel que supuso aumentar la capacidad de éste hasta en 12 habitaciones. Un año después, en el 62, se construiría el resto. El hotel ha ido creciendo y modernizándose al mismo tiempo que crecía la familia, pero sin olvidar en ningún momento de donde vienen para «seguir siendo auténticos».
El hotel Cala Bona es parte de la historia de Son Servera. Por eso, el Ajuntament inaugurará este sábado una exposición fotográfica en su honor.