«Un momento de mucho orgullo, cortar la cinta de nuestro precioso Hotel Son Bunyola con el maravilloso equipo». Así de exultante se ha mostrado en su cuenta de instagram el multimillonario Richard Branson, que esta semana ha inaugurado la finca Son Bunyola, en Banyalbufar, tras un sinuoso camino repleto de trabas burocráticas y problemas legales de todo tipo que ha durado 25 años.
En este sentido, Branson ha explicado a sus seguidores la historia del proyecto: «La transformación de esta finca del siglo XVI ha llevado 20 años, pero valió la pena cada segundo. El hotel se encuentra en una hermosa finca de 1.300 acres llena de olivos, cítricos y viñedos; con tres millas de su propia costa escarpada y un telón de fondo montañoso. Realmente es mágico. Gracias a todos los que se preocuparon tanto por restaurar la propiedad y crear algo que vivirá durante los siglos venideros».
El recién estrenado hotel da trabajo a unos 120 empleados, de los cuales el 80 % son españoles, y la mitad de ellos mallorquines. De hecho, aseguró Branson durante la inauguración que su voluntad es que el negocio esté integrado en la sociedad isleña, a la que invita a convertir la antigua posesión en un punto de encuentro: «que vengan a tomar un café, a recoger setas, a almorzar o a cenar», señalaba el empresario, que se plantea Son Bunyola como un hotel de lujo, sí, pero de «puertas abiertas».