Miquel Ordinas, ingeniero muy familiarizado con las labores del campo en la finca de Can Moragues, ha patentado un prototipo de tractor eléctrico con unas prestaciones pensadas para la agricultura que se practica en las islas, donde las fincas suelen ser pequeñas. Tiene una potencia equivalente a un tractor convencional de 45 caballos, con una eficiencia del motor de un 90 por ciento y baterías de litio de 20 Kw. «Puede realizar trabajos pesados durante dos o tres horas, pero si son ligeros aguanta tres horas. Y se puede cargar con unas placas solares o en un punto de recarga para coches eléctricos», apunta.
El prototipo está patentado y su creador considera que «fabricarlo sería económico, pues no lleva los motores ni carrocería de fundición que necesita un tractor convencional». También sería sostenible, al no requerir gasoil y apenas de 2 o 3 litros de aceite para los engranajes. Una de las primeras interesadas en este tractor es la bodega Macià Batle, con la que creará un diseño adaptado a la viña, más estrecho y más alto. «Estamos muy concienciados con la sostenibilidad; generamos 100 Kw con placas solares y vamos cambiando la flota de vehículos por otros eléctricos. Así que poder electrificar el trabajo en el campo sería ideal», apunta el director de la bodega, Ramon Servalls.
Hijo del confinamiento
La idea es fruto de los largos días de confinamiento. «Tenía la idea aunque no me dedico a este tipo de ingeniería; lo iba construyendo con piezas compradas por Internet», recuerda Miquel. Después lo ha ido probando con la experiencia de su padre, de 82 años y agricultor. «Trabajando con el tractor en la finca hemos podido rectificar algunas funcionalidades».