El precio de la algarroba ha conseguido esta campaña máximos históricos llegando a los 2,70 euros el kilo, nada que ver con los 0,20 céntimos que se pagaban hace apenas unos años. La espectacular subida de este año (casi noventa céntimos más que la pasada campaña) parece que ha tocado techo y los productores están preocupados por la posible paralización de la compra de garrofín debido a los altos precios. El presidente de la cooperativa Camp Mallorquí, Miquel Gual, asegura que «los compradores - principalmente la industria agroalimentaria - ha parado de comprar garrofín, lo que puede provocar que esta industria empiece a buscar alternativas al espesante como puede ser el agar agar».
La industria agroalimentaria es la principal compradora de goma de garrofín - el producto derivado de la algarroba que más valor tiene en el mercado - aunque también tiene aplicaciones en cosmética y farmacia. «Se ha creado una burbuja de precios que creemos que puede estallar», mantiene Gual. El presidente de Camp Mallorquí asegura que la ventaja es que hasta el momento los agricultores se han podido beneficiar de los elevados precios y «han hecho rentables unos árboles que ya tenían y que necesitan muy pocos cuidados».
La misma preocupación expresa Carob SA, la principal industria de Mallorca dedicada a la transformación de la algarroba para obtener la goma de garrofín. «Los agricultores no venden la algarroba que han recolectado, con la expectativa de que su precio suba aún más; lo cierto es que las principales industrias agroalimentarias han dejado de comprar goma de garrofín porque con estos precios, les puede resultar más rentable substituir este espesante por otros ingredientes para sus productos, algunos tan cotidianos como el cacao», apunta el portavoz de la empresa ubicada en Marratxí.
Carob compra en distintos países productores y exporta sus derivados en el mercado internacional, si bien mantiene que «la variedad de algarroba de Mallorca es la que mejor rendimiento nos da; pero solo tiene valor el garrofín (las semillas) y no podemos seguir pagando unos precios insostenibles cuando la mayor parte del fruto, la pulpa, se usa para alimentación animal». La empresa afirma que ha paralizado la producción en su fábrica por la caída de la demanda de la industria agroalimentaria.