La única operaria en la plantilla de 30 hombres que se encarga de la recogida de residuos del municipio de Pollença ha denunciado al Ajuntament y a la Empresa Municipal de Servicios (Emser) por presunta discriminación machista después de que le rescindieran el contrato durante el periodo de prueba alegando que no tenía fuerza suficiente para mover los contenedores. Había superado con éxito las pruebas físicas del proceso selectivo por el que entró a formar parte del bolsín de contratación.
Para más inri, el operario que ahora ocupa su puesto (y que ya trabajó anteriormente en la empresa) no consiguió entrar en el bolsín porque precisamente no aprobó la prueba de fuerza.
La trabajadora, que cuenta con el respaldo de los representantes legales de los trabajadores de Emser, ha llevado al Ajuntament ante el juez y está dispuesta a pelear lo necesario por la «eliminación de toda forma de discriminación contra la mujer».
Los representantes de los trabajadores de Emser informaron en contra de la rescisión de su contrato al considerar que se ha producido una presunta discriminación por razón de sexo, ya que la extinción del contrato en periodo de prueba «se basa exclusivamente en valoraciones de fuerza, en comparación con los compañeros hombres, sin tener en cuenta las distintas características fisiológicas de ambos sexos y que hay trabajos en la categoría de peón que no requieren tanto esfuerzo físico», apuntan.
Cabe recordar que la denuncia llega medio año después de que el Ajuntament se viera obligado a readmitir a la primera camionera que trabajaba en Emser (ahora de baja) también por discriminación machista. La camionera había denunciado las precarias condiciones de su día a día en el trabajo, ya que tenía la ducha en el vestuario masculino, una situación que no se da ahora.
El alcalde de Pollença, Tomeu Cifre Ochogavía, dijo este martes que «la trabajadora no ha sido despedida sino que se le ha rescindido el contrato en el periodo de prueba porque, por lo que me explican, no tenía fuerza para coger el contenedor». Admite que el operario que ahora ocupa su puesto no aprobó la prueba física del bolsín pero alega «que ya había trabajado un año en Emser, conocía el trabajo y solo se le ha contratado por un mes».
Según el informe de los representantes de los trabajadores el encargado «de confianza» que concluyó que la empleada no tenía suficiente fuerza formaba parte del tribunal calificador del bolsín que la aprobó.