Once municipios de Mallorca aún no reciclan sus residuos orgánicos, claves para alcanzar los objetivos en cuanto reciclaje de basuras y la sostenibilidad ambiental.
Los malos augurios respecto al reciclaje de residuos urbanos se han cumplido. Mallorca ha llegado a 2020 sin que los avisos de la Comisión Europea hayan logrado que se cumpla con el objetivo para este año de reciclar al menos el 50 % de los residuos urbanos. Uno de los factores más importantes para que la Isla llegue a ese objetivo está en la recogida selectiva de los desechos orgánicos, o FORM (Fracción orgánica de residuos municipales). En la recogida de este tipo de basura pueblos como Esporles o los que forman la Mancomunidad del Raiguer han alcanzado un nivel adecuado de reciclaje, pero en el lado opuesto están Sóller, Sa Pobla, Alcúdia, Banyalbufar, Deià, Pollença, Escorca, Estellencs, Fornalutx, Llucmajor y Marratxí. En estas once poblaciones los residuos orgánicos se incineran junto al rebuig o fracción restante de las basuras. El material orgánico representa cerca del 3 % de total de las basuras recicladas en los pueblos que han organizado su recogida selectiva, siendo indispensable para alcanzar el objetivo europeo.
Medidas
Algunas localidades son conscientes de la necesidad de tratar adecuadamente estos residuos y adoptarán en plazos más o menos breves las medidas adecuadas. La primera será Llucmajor, donde se pondrá en marcha el próximo 20 de enero con un servicio de recogida puerta a puerta y la eliminación de los contenedores. Marratxí seguirá el mismo el ejemplo y con el próximo cambio de contrata del servicio de basuras esperan implantar la recogida selectiva en un plazo lo más corto posible.
En Sóller se espera implantar la recogida de estos residuos a partir del verano, pero en principio solo a los considerados como grandes generadores, es decir, establecimientos hoteleros y de restauración.
Un poco más tardará Alcúdia, que prevé que en octubre se ponga en marcha el tratamiento adecuado de los desechos orgánicos en todo el pueblo. Su vecina Pollença no contempla plazos concretos para su implantación, aunque su Plan Municipal de Residuos aprobado en 2016 ya lo contemplaba como uno de los compromisos del municipio en esta materia.
Deià por su parte ha contratado a una empresa para que estudie la adecuada implantación de la recogida selectiva en general y desde el consistorio se espera que la orgánica se integre en ese mismo sistema. Escorca asume plazos más relajados y se contempla la posibilidad de iniciar el tratamiento de residuos orgánicos hacia finales de este año o principios de 2021. En cualquier caso la elaboración propia de compost es la opción elegida.
Los pueblos restantes, Sa Pobla, Banyalbufar, Estellencs y Fornalutx, no han anunciado hasta el momento planes firmes en esta materia.