La familia, la solidaridad, la firmeza para recuperarse de una tragedia son los valores sobre los que se apoya y se da vida a ‘Carlota'. Es la historia de una rana que vive felizmente en su balsa de agua en Sant Llorenç y que tras una torrentada pierde a ‘chocolate' su peluche favorito. Gracias al apoyo de todos los animales que acuden en su ayuda, pese a que pierde muchas cosas, logra recuperar el hábitat en el que vive y encontrar a su bien más preciado.
La profesora de Son Servera, Isabel Rivas ha escrito y ilustrado el cuento ‘Sa Granota Carlota' con el objetivo de aportar su granito de arena a los damnificados por las inundaciones del Llevant y dar a conocer a los más pequeños lo sucedido, de una forma amable. L'Espai 36 de Sant Llorenç acogió la presentación de este ejemplar que contó con un numeroso público infantil que se enamoró de Carlota.
«La idea surgió cuando ayudando a la limpieza del pueblo tras la torrentada observé como a los adultos les costaba expresar o definir el sentimiento o la emoción que tenían. Pense que era una buena manera de ayudar a mostrar estas sensaciones», explicó la autora. Añadió que «se trata de una obra dirigida a los niños pero apta para todos los públicos. Padres y abuelos encontrarán la sensibilidad que muestra la cara amable de una parte trágica de la historia del pueblo».
De una manera espontánea surgió la idea de hacer esta publicación que fue expuesta al Ajuntament de Son Servera, pueblo de la escritora, que después de conseguir la impresión gratuita impulsó el acto conjuntamente con el Ajuntament de Sant Llorenç.
La presentación contó con la intervención del músico Pep Álvarez que mostró su apoyo a todos los pueblos afectados por las inundaciones a la vez que agradeció a la educadora Isabel Rivas «su valentía e iniciativa para llevar a cabo este proyecto que será un memorial eficiente para los pequeños».
Con este cuento se pretende, según explicaron, «ayudar a los mayores a deshacer el nudo interior que se formó en cada uno, conseguir que las emociones salgan fuera». Concluyó que «es un pequeño regalo para encontrar el camino hacia la normalidad».