Los propietarios de la urbanización de la Font registraron la pasada semana un requerimiento en el Ajuntament de Pollença en el que exigen que se reactive la recepción de la urbanización y reclaman al Consistorio su responsabilidad patrimonial por veinte años de inactividad.
Dependiendo de cuál sea la respuesta del Consistorio, los propietarios podrían recurrir a la vía judicial. A diferencia de lo que ocurre con otras urbanizaciones de Pollença como el Vilà o Cala Carbó, que fueron desclasificadas por el Govern balear en el año 2008, la Font sigue siendo suelo urbano pese a carecer de alcantarillado de modo que una vez se recepcione la urbanización se podrá volver a construir legalmente.
«El Ajuntament está intentando dar una solución y que las urbanizaciones avancen, pero no de cualquier manera», dice el regidor de Urbanismo, Bartomeu Cifre Bennàssar.
El Ajuntament advierte del impacto paisajístico de la urbanización tal y como está proyectada y asegura que «solventar esos problemas de impacto paisajístico es trabajo de las dos partes, del Ajuntament pero también de los propietarios».
Apunta así a la posibilidad de buscar una salida negociada que pase por reducir el impacto visual y paisajístico en la Font, a cambio de desbloquear la concesión de licencias de obra. No es una cuestión nueva. Debates similares han afectado durante años también a otras urbanizaciones de Pollença, entre otras el Vilà, cuya zona alta fue finalmente desclasificada por el Govern.
El actual equipo de gobierno se agarra a la sentencia judicial que anuló la licencia de Villa Cortina por su impacto visual para evitar el desarrollo previsto.