Los navegantes de Pollença están en pie de guerra contra el balizado de las playas vírgenes del municipio. El Ajuntament de Pollença incluyó en el nuevo pliego de condiciones de la licitación de las playas la instalación de boyas a cien metros de la arena en las Cala Murta, Cala Boquer, Cala Figuera o el Caló (entre otras playas vírgenes). Ahora llama a la calma, matiza el contenido del pliego y convoca a los navegantes a una reunión el próximo lunes para buscar una salida consensuada al asunto.
Aunque en un primer momento el Ajuntament apuntó a que el fondeo de embarcaciones a menos de 200 metros de la playa ya está prohibido por Ley, por lo que las boyas a 100 metros serían menos restrictivas que la norma general, ahora ha matizado que este límite no se aplica a las pequeñas calas del caso que están consideradas línea de litoral. Por tanto la distancia de fondeo se limita a 50 metros. Bartomeu Cifre Bennàssar, portavoz de Junts, aseguró esta semana que las balizas no son nuevas en Cala Murta (los navegantes dicen que la cuerda que había no era legal) y que si bien se mirará de balizar Cala Boquer y Cala Figuera posiblemente, aunque lo contempla el pliego de condiciones, no se balizará el Caló. «No parece conveniente por el número de usuarios», explica Cifre.
El presidente de la Asociación de Amarradores y Usuarios del Port de Pollença, Jose Luís Carsi, critica que se pongan trabas para impedir que se vaya en barca a calas y advierte además de que se genera un problema de seguridad porque estas calas sirven de refugio en caso de temporal.