El presidente del mallorquín Club Bonsáis s'Ullastre, Àngel Mota, precisó ayer que «ni mucho menos todos los clubs de bonsáis son partícipes de esta práctica, sino que solo cuatro o cinco personas se dedican a eso». Mota se refiere a la práctica de arrancar acebuches (ullastres, en catalán) con forma de bonsái de la Serra de Tramuntana, según informó este viernes Ultima Hora.
Estas «cuatro o cinco» personas van a determinadas zonas de la Serra (Mortitx especialmente, aunque también s'Enclusa de Fornalutx, Bini y los alrededores del Puig Major de Son Torrella) y arrancan acebuches con forma de bonsáis que luego comercializan en la Península al precio de 200 o 300 euros la unidad.
Estos acebuches pueden llegar a tener 200 años de edad. Al arrancarlos, no solo se causa un desequilibrio en el ecosistema de la Serra, sino que también se favorece la erosión del suelo. Personas conocedoras de la problemática señalan que a lo largo del pasado invierno y primavera se habrían arrancado, posiblemente, más de 1000 ejemplares.
Aunque todavía no se ha sancionado a nadie, la Administración va a tomar cartas en el asunto para poner fin a la práctica ilegal. No únicamente el Govern dispone de competencias para hacerlo, sino que el Seprona (la sección de la Guardia Civil especializada en delitos contra la naturaleza) también puede actuar.
Es vergonzoso la furtividad que hay en este asunto. Sr. Mota: son bastantes más de 4 o 5 y además, como vd. bien sabe porque los vende, los precios pueden llegar hasta los 4.000 euros. Lo peor es que a la Administración le da igual, si de verdad quisieran acabar con el problema de la recolección de esta especie protegida, abocada a la desaparición, bastaría con que emperazan por prohibir su tenencia y su exhibición en certámenes de bonsai. Se prohibe exponerlos y ya se soluciona el 90 del problema. ¿O no se hizo lo mismo con las tortugas de tierra, tipo testuto?