Cunde el malestar entre los alcaldes del PP en la Part Forana hacia la dirección del PP balear por su insistencia en aplicar el código ético vetando la candidatura de los alcaldes de Vilafranca, Alaró y Pollença, Montserrat Rosselló, Joan Simonet y Tomeu Cifre.
El veto a Rosselló ya ha pasado factura en Vilafranca, donde el PP se da por desaparecido y será remplazado por PxP. El PP de Alaró podría seguir en solo unos días el ejemplo de Vilafranca y solo la desimputación de Tomeu Cifre antes del miércoles 1 de abril podría apagar el polvorín de Pollença.
A diferencia de lo que ocurre en Vilafranca y Alaró, donde las juntas locales han cerrado filas en torno a sus alcaldes y el PP oficialista tendrá prácticamente imposible hacer listas, en Pollença algunos apuntan a la directora general d'Innovació, Bel Cerdà, o a la presidenta del PP local, Antonia Mas, como posibles sustitutas de Cifre.
Todo ello no quita que Cifre pueda presentar su propia lista arrastrando un buen número de votos. Algunos afiliados del PP de Pollença aún esperan a día de hoy un toque de atención a la presidenta de la junta por su polémico posado en Madrid con el «Pequeño Nicolás» y el hijo de Bel Cerdà.
Por si no fuera suficiente con lo que ocurre en Vilafranca, Alaró y Pollença, cuatro de los cinco regidores del PP de Consell dejan sus siglas y el martes pasan al grupo no adscrito. Optarán a las elecciones con un nuevo partido, Som Consell (encabezado por Miquel Pizá) por discrepancias con el PP balear en relación al TIL y a la falta de inversiones en el municipio. El PP ha confirmado un candidato alternativo, Joan Campins.
«Cunde el descontento general de la gente por la negativa de la dirección del PP a consensuar y negociar los principales asuntos», según declaró ayer Miquel Pizá, que añadió que «hay imputaciones e imputaciones y ya les pasó con Jaume Font y les salió el tiro por la culata». Desde dentro del PP, las declaraciones públicas no son tan claras como las de Pizá, pero ayer el WhatsApp de algunos alcaldes echaba humo.