El episodio de construcciones ilegales en la zona protegida de Biniatzent de Dalt «no es un caso aislado», sino que forma parte de una amplia «trama de corrupción urbanística». «Mancor de la Vall es, a pequeña escala, como el Andratx de Eugenio Hidalgo».
Quien así se expresa es Jeroni Moragues, denunciante de varias de las, a su juicio, múltiples ilegalidades urbanísticas en Áreas Naturales de Especial Interés (ANEI) que, como en el caso de Biniatzent de Dalt, se han perpetrado durante años «con la anuencia» del anterior alcalde Bernardí Coll –hoy conseller insular de Cooperació Local– y el actual, Joan Antoni Ripoll (PP), quien «no tiene intención de cambiar la forma de hacer», asegura Moragues.
En el caso de las construcciones demolidas a Simó Alba la licencia para acondicionar un almacén de 150 metros cuadrados se aprovechó para construir a 17 metros de distancia una vivienda de más de 700. Un ilegalidad que, según Jeroni Moragues, el alcalde Bernardí Coll permitió «mirando a otro lado». Sin embargo, «mirar a otro lado» puede costarle al Ajuntament de Mancor casi dos millones de euros en concepto de la indemnización por daños y perjuicios que reclama Alba.