Las intensas lluvias durante los meses de invierno y el buen tiempo del verano auguraban que la vendimia de este año sería una de las mejores de los últimos años. Algunas bodegas y pequeños viticultores se adelantaron al inicio de la vendimia de años anteriores, y empezaron a vendimiar a principios de agosto. Pero las lluvias que cayeron durante el mes de septiembre han empañado las buenas previsiones.
Aunque no se habla dentro el sector de una crisis generalizada, los grandes perjudicados han sido las bodegas que han respetado el antiguo ciclo de la vendimia y empezaron a recolectar la tercera semana de agosto. La bodega Macià Batle es uno de ellos. Ramon Servalls, director gerente de la bodega, explica «en nuestra bodega llevamos a cabo una agricultura tradicional respetando el ciclo propio de la uva para no correr peligro con los aromas y esto nos ha perjudicado».
El principal problema con el que se han encontrado las bodegas esta temporada es que la lluvia no dejaba recoger la uva, y debido a la gran cantidad de agua que han recogido algunas zonas de la Isla, la uva se ha podrido.
Pese a que la lluvia haya empañado la vendimia, desde el Consell Regulador de la Denominación d'Origen de Binissalem aseguran «se prevé superar los 2.300.000 kilos de uva recolectados el año pasado».