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El aeródromo de ses Salines no obtuvo los permisos al estar a 480 metros de la escuela

El Consell Insular de Mallorca le denegó el interés general para poder legalizar las siete naves y la pista de vuelo

El aeródromo no cuenta con las normas de seguridad necesarias y es un peligro por su proximidad con el pueblo.

GUILLEM MAS

El campo de vuelo de s'Olivó que explota Francisco Nicolau, en las fincas propiedad del ex alcalde popular Sebastià Vidal, de su hermana Paula Vidal y de su cuñado Antoni Bonet, reportándolos unos ingresos jugosos debido al alquiler de las tierras, no sólo cuenta con obras ilegales sin licencia, sino que supone un auténtico peligro para la seguridad de los niños y niñas del colegio público de ses Salines, que se encuentra en menos de 500 metros del aeródromo de s'Olivó. Éste está también a 250 metros de una línea de alta tensión. A ello hay que añadir las molestias que ocasiona a los vecinos, hoteles y agroturismos de la zona en cuestión.

La construcción de siete naves metálicas de 709 metros cuadrados y de una pista de vuelo asfaltada de casi dos kilómetros han sido objeto de la apertura de un expediente de infracción urbanística por parte de la Agencia de Disciplina Urbanística del Consell de Mallorca, tal y como desveló ayer Ultima Hora, este hecho también supone la suspensión dentro de los próximos días de toda su actividad.

El campo de vuelo no consiguió la declaración de interés general de las instalaciones por parte del Consell de Mallorca por dos motivos: por ser un claro peligro para la integridad física de los niños y niñas del pueblo, puesto que el colegio público se encuentra a menos de 500 metros del aeródromo, y porque la declaración serviría, como en el caso de la casa de fora vila del ex alcalde Vidal en su finca de Na Fonda, para legalizar las construcciones existentes realizadas sin ningún tipo de licencia.

Un grupo de vecinos encabezados por Jordi Perelló son lo que han denunciado la situación ilegal del campo de vuelo de s'Olivó.

«Cuando en 2003 empecé a construirme mi casa, el campo de vuelo ya estaba en funcionamiento, pero no molestaba en exceso. Unos meses más tarde asfaltaron la pista y entre helicópteros, avionetas y la práctica de radiocontrol, la vida en la casa se ha hecho insoportable entre ruidos y el polvo que levantan los aviones y helicópteros, aún cuando ellos no tenían licencia para nada de lo que hacían ni para lo que habían hecho», explica Perelló.

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