Los representantes del Bloc d'Inca visitaron ayer la possessió de Son Bordils para volver a exigir al Ajuntament que intervenga y evite «el deterioro de la possessió más importante de la ciudad».
El diputado del Bloc, Antoni Alorda, recordó que, aunque la finca sea privada, «es falso que el Consistorio no pueda hacer nada». Según Alorda, «el Ajuntament debe velar porque los bienes catalogados como Son Bordils no desaparezcan».
Alorda explicó que «el director insular de Patrimoni, Biel Cerdà, ya ha enviado una carta al alcalde, Pere Rotger, para esclarecer el estado de la possessió» y añadió que a la consellera d'Afers Socials, Promoció i Immigració, Fina Santiago, «va a enviarle otra».
El portavoz del Bloc en el Ajuntament d'Inca, Antoni Rodríguez, destacó que seguirán reivindicando «la creación de la figura del técnico de patrimonio en el Consistorio» para fomentar la protección de «joyas» como Son Bordils. Los representantes del Bloc, entre los que destacaron la consellera de Comerç i Indústria, Xisca Vives, aprovecharon la visita a la possessió para recordar su historia. Desde 1980, cuando falleció la propietaria Antònia Alzina, Son Bordils ha sido administrada por la Fundació Alzina. Según el testamento de Alzina, en la possessió debía crearse una residencia de ancianos. Pero en 1996 se vendió parte de la finca y el dinero obtenido se destinó a la residencia Miquel Mir. De este modo, las casas quedaron abandonadas y su estado se ha ido deteriorando con el paso de los años.