El pueblo de Santa Maria del Camí ayer estuvo de fiesta. Y es que la ocasión lo merecía. El rector de la localidad, mossèn Pere Rosselló, cumplió 25 años en la parroquia y los vecinos, asociaciones municipales y el Ajuntament quisieron rendirle un sencillo pero emotivo homenaje.
Aunque el rector sabía que la misa de ayer por la noche era para celebrar sus 25 años en Santa Maria, no se esperaba la fiesta sorpresa que el pueblo organizó sólo para él. Mientras él decía la misa y familiares, vecinos del pueblo y la alcaldesa, Rosa Vich, leían unos sentidos escritos en su honor, muchas personas de la localidad se afanaban en ultimar los preparativos, decorar las calles y montar el escenario donde tocó la banda de música municipal para que todo estuviera listo a la salida de la misa.
El párroco sólo tuvo palabras de agradecimiento para todos los asistentes y su cara de sorpresa y alegría, al mismo tiempo, delataban la emoción que sentía en todo momento.
La alcaldesa de la localidad, Rosa Vich, recordó que «el párroco llegó hace 25 años acompañado por una comitiva de vecinos de Consell, donde también fue rector. Desde el primer momento se puso a trabajar en la parroquia y los vecinos de Santa Maria nos dimos cuenta que no era un rector como los de antes: éste va al bar, es jugador de truc, monta en bicicleta y es cazador».
El pueblo de Santa Maria salió ayer por la noche a la calle y llenó la iglesia de la localidad para participar en el homenaje que se rindió a su párroco de hace 25 años, «una persona abierta, dinámica que ha sabido hacer iglesia, pueblo y comunidad», según Vich. Durante la misa, el sacerdote recibió un cuadro de la fachada de la iglesia de la autora Maria Alomar como obsequio.