MARTA MEDRANO
Aceras que medirán sólo 80 centímetros, familias que viven en aparta-hoteles convertidos en pisos sin contadores eléctricos ni de agua propios y 58.000 metros cuadrados de suelo urbano a punto para ejecutar una urbanización «ilegal» dentro de un pinar y sin ninguna previsión de nuevo suelo docente.
Este fue, en resumen, el apocalíptico panorama que dibujó el portavoz de Unió Mallorquina en Santa Margalida, Joan Monjo, sobre el futuro y el presente urbanístico de Can Picafort creado por el concejal de Urbanisme, Miquel Ordines (CPU).
Unas 64 personas llenaron la Casa de la Vila el viernes por la noche para escuchar la lección didáctica de urbanismo que el concejal de UM ofrece anualmente. Monjo fue franco ante la preocupación de algunos asistentes por el futuro urbanístico del municipio. «Nos han engañado y lo han enredado todo de tal manera que no hay ningún técnico capaz de resolverlo. Ni los suyos-dijo refiriéndose a la Conselleria de Medi Ambient-son capaces de aprobar estas normas urbanísticas. La verdad es que harán falta al menos dos años y medio para tramitar unas nuevas normas y lograr poner orden», dijo.
Monjo detalló los problemas graves que tienen las Normas Subsidiarias y fue duro con Ordines. «Él pidió a la Conselleria de Medi Ambient que paralizaran la tramitación del planeamiento porque sabía que se lo pararían. Entretanto iba soltando por el pueblo que los malos de la película eran los del Consell, que no se lo aprobaban. Ahora descubrimos que existe un informe de Medi Ambient que dice que la urbanización de 58.000 metros que quieren construir al lado de La Pineda, dentro de una zona de pinar, dunas y garriga, tiene un impacto negativo fuerte», explicó, en referencia al denominado sector 8. El concejal lanzó su propuesta. «Nosotros proponemos ubicar allí una zona verde, una escuela nueva y un Instituto», dijo.