G.M.
Desde las nueve de la mañana, la calle Jaume II de Manacor, que alberga el Juzgado de Instrucción número 6, estuvo tomada por agentes de la Policía Nacional. Cuatro furgonetas custodiaban la calle y tal despliegue policial auguraba entre los vecinos que se trataba de algo grande e inusual.
Los agentes identificaban a toda persona que accediera a la calle llegando al extremo de confusión a causa de que la oficina del SOIB comparte edificio con el Juzgado. La cola del paro se organizó en plena calle entre el desconcierto y la indignación de los presentes ante tal dispositivo. Se llegó hasta tal punto de surrealismo que una responsable judicial se quejó a los agentes diciendo «Dejad en paz a mis funcionarios. Todo el mundo es igual ante la ley y esto es sólo un juicio de faltas».
Y todo este montaje para que el periodista madrileño y su compañera sentimental pudieran acceder al Juzgado en un coche de lujo y por la puerta de un garaje, sin identificación alguna por parte de los agentes.
Entre el público autorizado presente, algunos no pudieron acceder a la sala de vistas, se encontraban por parte del PSM, las diputadas Maria Antònia Vadell y Joana Lluïsa Mascaró; el regidor de Palma, Tomeu Carrió; el candidato de Manacor, Sebastià Gayà; dirigentes del Lobby como Josep Palou, Bernat Fiol de Gadma, o la regidora de EU-EV en Son Servera, Conxi Peña. También estuvieron presentes el director de El Día del Mundo-Baleares, Eduardo Inda o el presidente de ASI, Joaquín Rabasco.
Llamó poderosamente la atención en la sala de vistas que cuando la Fiscalía acabó de realizar la exposición de motivos, la abogada de la acusación, Cristina Peña, ante la estupefacción de los presentes, cogió su teléfono móvil, llamó y dijo «Oye Pedro, que ya puedes venir», todo por evitar la inevitable expectación de los medios.