ANTONI MATEU/JOAN SOCIES
Los miembros del Círculo Balear llevaron ayer la batuta en la playa de sa Marjal, en la Costa dels Pins, muy cerca de donde se encuentra la célebre piscina del director del diario «El Mundo», Pedro J. Ramírez. Ellos fueron los encargados de recibir e instalar a los militantes de Nuevas Generaciones procedentes de diferentes puntos de España.
A las once de la mañana, los participantes en la contramanifestación de apoyo a Pedro J. se habían atrincherado ya detrás de una gran pancarta con el lema «Contra el radicalismo: libertad, tolerancia y hospitalidad». Eso sí, una parte importante de los contingentes eran miembros de Nuevas Generaciones recién llegados de Valencia, Alicante, Cuenca, Castilla-La Mancha...
«Hemos venido a propósito de Valencia, porque ya estamos hartos de los miembros de Esquerra Republicana y su radicalismo» -comentó un joven procedente de la comarca del Camp del Túria-. NN GG financió una parte del viaje de los jóvenes a Mallorca, dependiendo de cada organización provincial.
Se concentraron unos 1.000, según Delegación del Gobierno, y el doble, según los organizadores, secundaron la manifestación. Aún así, las expectativas del Círculo no se cumplieron. Sólo dos de los cuatro autocares que habían fletado de la Plaça Espanya de Palma para trasladar a sus simpatizantes a Son Servera, consiguieron llenarse.
El flujo de los afiliados mallorquines de NNGG salió de Son Moix y, según su presidente, Antoni Fuster, fueron unos 500 los que quisieron sumarse a esta iniciativa. Había también un pequeño reducto de simpatizantes menorquines y pitiüsos.
Un pequeño grupo de inmigrantes ecuatorianos también acudieron a la cita. «Hemos venido para ayudar a nuestro capataz», aseguraron.
Pocas caras conocidas del PP se adherieron. Quizás, las más conocidas fueron las del alcalde de Calvià, Carlos Delgado, la del diputado y concejal de Petra, Joan Font, María Salom y el eurodiputado Antonio López-Isturiz. Algunos ediles de las comarcas del Llevant y Pla, como Damià Amengual, de Algaida.
El piloto de «rallies» Carlos Sáinz, que también posee una casa en Costa dels Pins con instalaciones a pie de mar, apoyó la privatización del tramo de costa mallorquina que el Ministerio ha concedido.