J.SOCIES/A.BASSA
Todas las miradas estaban puestas en la casa donde el alcalde de
ses Salines, Sebastià Vidal tenía que hacer su aparición. Las
apuestas se sucedían una tras otra. La polémica en que se ha visto
envuelto en los últimos meses el primer edil, debido a la
legalización de sus cuadras, conducía a muchas especulaciones.
Algunos dudaban que montaría a caballo pero al final sobre las
21.15 horas la duda se resolvía: el alcalde cabalgaba en medio de
su propio «jaleo». Media docena de personas salieron en defensa del
alcalde Vidal enfrentándose a los medios de comunicación. Hubo
otras voces críticas y muchos esperaban pancartas
reivindicativas.
A las 20.30 horas se daba el pistoletazo de salida a toque de flabio. El punto de inicio era la casa de los músicos. Estallaba la Festa del Caval. Este año más sonada y más concurrida que nunca. La Flabiolera acompañado de numerosos vecinos se dirigían a la búsqueda de los caixers (20 en total) casa por casa. Una multitud congregada esperaba con ansia los caballos. El público expectante ante el espectáculo que se ofrecía y esperando ver como los jinetes alzaban sus caballos. Efectuadas todas las paradas, era la hora de recoger al Majoral: el alcalde Vidal. Como cada año pero en esta ocasión desafiando toda la polémica, Vidal salió a caballo.
El acto está organizado por el grupo de Teatro Quart Creixent y la Agrupació de Cavallistes de ses Salines y se celebra ya hace unos años debido a la gran afición ecuestre que hay en la localidad. La fiesta continuó ante la Església Vella de la localidad donde empezó el gran «jaleo» .