CATERINA VENY/X. FERRER
No duermen ni viven tranquilos. La elevada contaminación acústica y
los numerosos actos vandálicos que suceden sobre todo, los fines de
semana en la localidad costera de Portocristo son una realidad que
desde hace años molesta, pero también indigna a vecinos y
veraneantes. Los ruidos estridentes de motos y coches, la fuerte
música de los bares, así como los gritos, y hasta los vómitos de
algunos jóvenes borrachos en medio de la calle, se ha convertido en
una situación que se «hace insoportable», aseguran los vecinos de
una de las calles más afectadas por la marcha nocturna.
Precisamente la calle de Sant Jordi es el acceso directo a los
bares de copas.
Antoni Ramón, uno de los vecinos de esta calle reprocha al Ajuntament de Manacor que pese a las reiteradas denuncias «ningún político ha hecho nada para acabar con este problema». Ramón reclama: «Tenemos derecho a dormir y la policía no actúa cuando se la requiere. Tengo que ser yo el que doy el aviso por las noches, de lo contrario aquí no vendría nadie», asegura Ramón, que amenaza con a acudir al Defensor del Pueblo «si no veo una solución a corto plazo».
Y es que el problema de los ruidos persigue a los vecinos de Portocristo desde hace muchos años y el Ajuntament nunca ha llevado a cabo ningún plan para mejorar la calidad de vida de los residentes. Catalina Perelló, vecina también de la calle de Sant Jordi, asegura que «no hay vigilancia y el ruido no proviene tanto decarreró sino de los gritos que lanzan los jóvenes que salen de los bares y que después lanzan las botellas de cristal en medio de la calle». Perelló también añadió que a la mañana siguiente «da pena los destrozas que aparecen en la vía pública».
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