X. FERRER
Tres meses después de la apertura al tráfico de la polémica
variante de Vilafranca, los comerciantes del tramo de carretera que
atraviesa el municipio, donde hasta ahora confluían todos los
vehículos que circulaban por el eje Palma-Manacor, se muestran
decepcionados y preocupados ante la caída de las ventas. Los
comerciantes de productos agrícolas típicos de la localidad, como
melones y sandías, critican el «olvido de muchos proyectos
prometidos por el Govern»; en especial dos rotondas de acceso a
cada entrada al pueblo. Finalmente, sólo se ejecutó una sola
rotonda en dirección a Porreres y Felanitx. Según los vecinos, ésta
era la «menos necesaria», ya que muchas personas que entran en el
pueblo se encuentran con varias direcciones prohibidas y pocas
señalizaciones.
Entre las deficiencias de la obra, los afectados recuerdan que se tenían que instalar unos paneles publicitarios para promocionar los productos locales a cada acceso principal de la localidad y «todo ha quedado en papel mojado», aseguran los comerciantes. Guillem Morlà, vendedor de la zona, recuerda que «nos habían prometido una área de servicios cerca de la variante para promocionar nuestros productos, pero ahora lo único que tenemos son pocos clientes». Otra vendedora, Margalida Barceló, explica que dentro de un año se tendrá que hacer balance de la nueva situación y encontrar soluciones.