Los jóvenes binissalemers realizaron ayer una auténtica demostración de que la popular Tomatina que se celebra en Valencia no tiene nada que envidiar a la batalla de uva que desde hace tres años se celebra con motivo de las fiestas de es Vermar.
Ni más ni menos que unas ocho toneladas de uva fueron utilizadas este año como proyectiles en el campo de batalla. Tras la fiesta, grandes balsas de mosto daban cuenta de la feroz contienda recién acabada.
La fiesta se inició a mediodía con la concentración de los participantes en la plaza de la iglesia desde donde se desplazaron hasta un gran solar municipal ubicado junto al polideportivo, donde les esperaba la uva. Los jóvenes esperaron con paciencia a que el tradicional cohete estallase, dándose así la señal de inicio para la batalla. Un segundo después se lanzaron todos a las montañas de racimos, comenzando a echarse con fuerza uva hasta que casi quedaron exhaustos en el barrizal.
A pesar de que como cada año se delimitó un recinto para la batalla donde todo valía, lo cierto es que el numeroso público asistente que quería quedar neutral también recibió las salpicaduras de la lucha, como no podía ser de otro modo.
Después de sacar tanto jugo, los protagonistas chorreaban de arriba abajo y olían más que una bota de vino agrio. Por este motivo, todos los participantes no desaprovecharon la ocasión para pasar por debajo de las rústicas duchas instaladas justo al lado en un alarde de previsión.