La fiebre de las antenas de telefonía móvil se está expandiendo hacia todos los municipios de la Isla. Las instituciones están comenzando a ejercer un mayor control, acción que en algunos casos llega a los juzgados, como es el caso de Vilafranca. Telefónica ha denunciado al Ajuntament por no permitirle colocar un aparato de este tipo en el edificio de Sa Nostra, uno de los más altos del pueblo. Una casa particular de la villa cuenta con dos antenas, una de Airtel y otra de Amena, que sí están en regla.
En opinión del equipo de gobierno municipal (PSM), la empresa no dispone de las condiciones pertinentes, y, al mismo tiempo, el Ajuntament está buscando un lugar en las afueras del casco urbano dónde poder colocar todas las antenas, alejadas de los residentes. Muchos vecinos están indignados porque no existe una regulación que los ampare. Según investigaciones científicas, depresiones, abortos, fatiga crónica, insomnio, tumores cerebrales, cáncer y leucemia infantil son un conjunto de enfermedades que podría padecer la población expuesta de forma continuada a niveles de radiación similares a los emitidos por las polémicas antenas.
Este caso de Vilafranca se asemeja al del pueblo vecino de Petra, dónde también un grupo de vecinos expresaron su disconformidad con estas instalaciones. El Ajuntament ya ha hallado una finca situada fuera del casco urbano dónde colocarlas.
En materia urbanística, la construcción de un bloque plurifamiliar de diez viviendas de lujo en la zona de Son Pastor ha provocado algunas quejas vecinales por el impacto visual que genera. La obra se adapta a la ley, pero el PSM ha anunciado una revisión de las Normas Subsidiarias para evitar una serie de aspectos. Varios edificios más del pueblo superan en altura al citado monobloque, que «no desvirtúa para nada nuestro discurso urbanístico», según el PSM, que destaca el respeto que ha mantenido siempre al suelo rústico, «a diferencia de otros».