Un grupo de cellers de Mallorca no adscritos a las denominaciones de origen existentes (Binissalem y Pla i Llevant de Mallorca) quieren etiquetar sus botellas con la indicación «Vi de la terra de l'Illa de Mallorca». Por esta razón, han remitido una carta a la Conselleria d'Agricultura en la que se solicita que se cree y regule la indicación geográfica protegida «Illa de Mallorca». Son Bordils ya envió la misiva la semana pasada y otros cellers, como Ànima Negra o Santa Caterina lo harán en los próximos días.
Con la legislación actual, sólo las actuales denominaciones de origen pueden utilizar el topónimo «Mallorca» en su etiquetaje, mientras que los otros sólo pueden poner «vi de les Balears». La indicación geográfica protegida que se crearía no precisa de las exigencias de tipologías y variedades de los consejos reguladores de las denominaciones de origen y, además, está regulada por la propia Administración pública.
«Todos los vinos que se producen en Mallorca, que cumplen unos determinados parámetros y reúnen unas condiciones de calidad, han de poder llevar esta indicación y no depender de si están en un determinado municipio», explica Ramon Coll, propietario de Son Bordills (Inca). Así, los cellers creen necesaria una actualización de la legislación autonómica con el fin de adaptarla a los decretos del Ministerio de Agricultura en esta materia y a la recién constituida Organización Común de Comercio (OCM) de la Unión Europea, a la que está sometido el sector.«Consideramos que la legislación autonómica en materia de vinos es totalmente anacrónica», argumenta Ramon Coll, que solicita «una salida con un correcto etiquetaje para todos los vinos producidos en Mallorca».
Los propietarios de este grupo de bodegas creen que sus vinos han experimentado un incremento de calidad en los últimos años, reconocido por las principales guías especializadas. Los propietarios de los cellers lamentan no poder especificar su origen de Mallorca, ya que, dicen, el consumidor otorga mucha importancia a la procedencia de los vino y Mallorca está muy bien considerada. Por ello, creen que el hecho de no poder utilizar este topónimo perjudica su capacidad de competencia en el mercado exterior.